Antes de viajar a Dublín es importante conocer algunos datos de interés con el fin de hacer frente a posibles inconvenientes que pueden dar al traste con el viaje.
Es necesario un conocimiento previo de los barrios de Dublín, para optimizar y disfrutar de los recorridos que hagamos por la ciudad. El río Liffey es el que divide la ciudad en dos grandes barrios: norte y sur. El norte, mucho más industrial, ha sido siempre el hogar de la zona trabajadora, mientras que en el sur se encuentran las zonas residenciales, donde vive gente de una clase media-alta.
Llegar en avión a Dublín es perfecto para quien quiera un viaje cómodo y rápido. El aeropuerto de Dublín, aunque no muy grande, es uno de los que tiene más tránsito de toda Europa. Por sus instalaciones pasan un total de 20 millones de pasajeros al año, concentrados especialmente en los meses de verano y Semana Santa.
Para quienes estén haciendo una ruta por Irlanda y no quieran conducir, llegar en tren a Dublín se convierte en una magnífica experiencia, llena de encanto para los amantes del transporte tradicional. Irish Rail es quien se encarga de gestionar las líneas de ferrocarril. En la ciudad existen tres estaciones de tren: Connolly, Heusten y Pearse.
Para aquellos que están visitando Irlanda y quieren llegar por carretera a Dublín, pueden optar por dos medios de transporte: el autobús o el coche de alquiler. Ambos son cómodos y rápidos, por lo que se convierten en una magnífica opción.
La ciudad posee diferentes medios de transporte y no tiene unas grandes dimensiones ni es excesivamente complicada, por lo que cómo moverse por Dublín no constituye ningún problema.